Instrumento del África Sudsahariana.
Lira creada a partir de restos humanos y de animales, de acuerdo a una antigua tradición del África oriental.
Las liras de Etiopía y otras regiones de África descienden de las liras del antiguo Egipto, según iconografías representadas en la tumba de Khnumhotep, que se remontan a la dinastía 12(1911-1786 a.C.).
El instrumento se conoce también con el nombre de kerar o krar.
Está construido con una calavera humana, la parte superior del cráneo cortado horizontalmente, buscando la cavidad interior como cámara de resonancia. Sobre dicha cavidad se adapta una piel de cabra, que hará las veces de tapa armónica del instrumento.
Situados a ambos lados de la calavera se adaptan dos cuernos firmemente sujetos, cuyos extremos superiores sirven de soporte para instalar un travesaño, constituyéndose así la estructura del instrumento. Las cuerdas se fabrican de intestinos de animales y parten amarradas desde las cuencas de los ojos hasta el travesaño, donde se amarraban y se tensaban mediante ataduras especiales.
El uso del kissar era eminentemente ritual, como la casi mayoría de instrumentos realizados con restos humanos.
En este instrumento me ha transmitido colores como el negro y rojo, debido a su peculiar y extraña forma. El negro porque lo asociaba con el miedo, y el rojo a la sangre de los animales.
JUANA MARÍA ALONSO AZORÍN
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